Dorsey Kelley - Junto Al Viejo Roble, novelas romanticas
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//-->Junto al viejo robleDorsey KelleyJunto al viejo roble (2000)Título Original:Next to the old oak (2000)Editorial:Harlequín IbéricaSello / Colección:Julia 1070Género:ContemporáneoProtagonistas:Rusty Sheffield y Lucy DonovanArgumento:Los dos deseaban un hogar… el mismo.Por eso, la solitaria viuda Lucy Donovan y Rusty Sheffield llegaron a unacuerdo por un año. Lucy le daría el dinero necesario para salvar su amadorancho y, a cambio, Rusty la dejaría quedarse en el hogar en el que ya habíavivido de pequeña.Ella había ido en pos de la felicidad de su infancia, pero Rusty le recordabalo hermoso que podía resultar ser mujer… y ahora, Lucy deseaba que eltrato hubiera sido para toda la vida…https://www.facebook.com/novelasgratisCapítulo 1Lucy volvía, y con ella llevaba su dinero. Eso era todo lo que Rusty Sheffield sepermitía pensar mientras esperaba, montado a caballo, a que el estilizado automóvilsubiera el camino de grava que llevaba hasta el rancho Lazy S. Rusty pensó conenvidia que el lujoso motor ronroneaba casi y que estaba tan fuera de lugar en aquelrancho ganadero de Montana como los cuernos en un perro pastor.Frustrado e impaciente, se quitó el sombrero y lo sacudió en el pantalónvaquero. El polvo se desprendió de ambas prendas formando una espesa nubecillaque llenó el aire.«Maldita sea», pensó. Detestaba lo que estaba a punto de hacer, y odiaba elmotivo por el que iba a tener aquel encuentro con Lucy Donovan.Aun así, cada vez que recordaba el estado de finanzas del rancho, la realidad sealzaba como un puño asfixiante que le apretaba el estómago.Volvió a colocarse el sombrero, impaciente. Tiró de las riendas para sacar a sucaballo del picadero y dirigirse a la zona de grava en la que Lucy acababa de aparcar.—Bienvenida. Hacía mucho tiempo —dijo tocándose el sombrero con forzadacortesía.Lucy se demoró tras la puerta del automóvil, parpadeando nerviosa, como sinecesitase esa protección. Era una mujer pequeña y morena cuyo cabello formabauna media melena lisa y recta que la suave brisa ondulaba.«Está condenadamente guapa». El pensamiento le llegó a Rusty desde algúnlugar. Recordaba sus enormes y asustados ojos verdes que parecían verlo todo, eloscuro pelo desaliñado que parecía vieja seda negra. Recordaba también la expresiónde desamparo. Pero no recordaba que fuera tan bonita.—Ah, no te había visto —dijo volviéndose para encarar a Rusty.Bajó del coche y Rusty pudo ver que llevaba un austero traje de chaqueta gris yzapatos de tacón. Comprobó también que poseía un cuerpo esbelto, dotado de todaslas curvas que a los hombres les gusta ver. La pequeña Lucy se había convertido enuna mujer.—Vaya. Hacía mucho tiempo —dijo ella—. Quince años desde que estuve aquípor última vez.—Desde el divorcio —dijo Rusty desmontando del caballo—. Nuestros padresdeben tener el récord más corto de matrimonio.Seis meses, para ser exactos, recordó Rusty en silencio, fueron los que la madrede Lucy necesitó para descubrir que no le gustaba la vida del campo… y quetampoco le gustaba el ranchero con el que se había casado. Hizo las maletas y lasmetió en el coche, junto con su odioso perrito faldero y Lucy.—¿Qué tal está tu madre? —preguntó Rusty deseando acabar con lasformalidades cuanto antes.Escaneado por Mariquiña y corregido por SiraNº Paginas 2—96https://www.facebook.com/novelasgratis—Vive fuera del país —respondió Lucy con brevedad—. Se ha vuelto a casar,con un magnate naviero, según creo.—Entonces, ¿casi no te hablas con ella?Lucy se encogió de hombros, pero bajo esa calma Rusty pudo notar susemociones. Lucy y su madre no eran compatibles; lo sabía desde tiempo atrás.De todas formas, no era asunto de su incumbencia.La vio mirar el edificio de dos plantas, las paredes pintadas de blanco, lascabañas y los barracones. La mirada de Rusty siguió a la de Lucy y vio lo que ellaveía. Entonces él hizo una mueca: ¿hasta qué punto eran evidentes los desconchonesen la pintura, los hierbajos demasiado altos y el deterioro de la valla?—Está todo igual que siempre.—¿Tan mal?—No —dijo ella mirándolo de frente por vez primera—. Es maravilloso. Mesiento… como en casa.El impacto directo de los ojos esmeralda le afectó más de lo que hubiera cabidoesperar. El recuerdo de la chiquilla agazapada junto al roble en el prado afloró a suconsciencia. A los quince años, Rusty estaba más preocupado por sus caballos, susamigos y las niñas llamativas de las cercanías, que por la niña retraída que su nuevamadrastra había llevado al rancho. Encaramada al roble, Lucy estaba llorando. Rustyhabía visto las lágrimas en sus pálidas mejillas. Había intentado hacerla bajar, perocomo se negara, Rusty subió.Como ya sabía que ella apenas hablaba en monosílabos, no le preguntó nada;sólo se sentó a su lado: un chico de quince años y una niña de diez observando cómoel sol teñía de oro los algodonales del prado. Probablemente estuvieron sin hablar enaquella rama una hora, hasta que la oscuridad fue transformando el paisaje doradopor el sol en azulado y después en negro.Cuando aparecieron las primeras estrellas, Rusty la ayudó a bajar. Ya en elsuelo, miró sus increíbles ojos verdes y vio su barbilla temblar. La sonrió antes deatusarle el pelo y entonces ella le devolvió una tímida sonrisa. Fue la primera y laúltima señal de alegría que él vio en la niña.Ahora Rusty sacudía la cabeza impaciente, esta vez consigo mismo, porque notenía tiempo para los recuerdos.—Vamos a la casa —dijo en un tono más abrupto de lo que deseaba—. Fritzypuede hacer café.Fritzy, la sonriente ama de llaves de la familia, llevaba veinte años con losSheffield.Rusty llamó y un joven salió del granero para tomar su montura. Abajo, en lastolvas, los hombres trabajaban marcando las cabezas de ganado, una a una, con loshierros candentes del Lazy S. Ranch. Rusty se volvió a Lucy para preguntar:Escaneado por Mariquiña y corregido por SiraNº Paginas 3—96https://www.facebook.com/novelasgratis—¿Te quedarás a pasar la noche, no es así? Supongo que esto está muy lejospara conducir de vuelta. ¿Traes equipaje?Con pasos cuidadosos sobre sus zapatos de tacón, ella rodeó el automóvil.—Sí, aquí está —dijo sacando la maleta, pero Rusty se adelantó, chocando conel hombro de Lucy.—Ya la llevo yo.Lucy tragó saliva y abrió mucho los ojos.Rusty frunció el ceño mientras se preguntaba qué pasaba con ella y por qué seponía tan quisquillosa. Después de todo, si alguien tenía derecho a estar nervioso eraél: ella había venido a por lo que quería. El perdedor sería él.Aun así, no le gustó la manera en la que ella se apartó de él, como si hubierahecho algo malo o pensara hacerlo; él jamás había maltratado a una mujer en la vida,aunque hubiese deseado hacerlo. Rusty debió poner mala cara, porque ella dijo:—Lo siento.—No es necesario que te disculpes —respondió él al tiempo que tomaba lamaleta del asa.—Gracias —dijo Lucy en voz tan baja que era apenas un susurro y bajó los ojospara ocultar su expresión.Pero el destello de lo que Rusty vio en ellos le molestó. Rusty no sabía cuántohabía cambiado la vida de Lucy, pero de una cosa estaba seguro: Lucy Donovanocultaba muchos secretos.Lucy siguió a Rusty a la casa, reprochándose haber dado un respingo como unconejo asustado cuando todo lo que él quería era ayudarle con la maleta.Pero no le gustaban los hombres que se apoderaban de una situación como sialguien les hubiese elegido como jefes. Se sentía incómoda en presencia de hombresabiertamente masculinos y dominantes.De todas formas, nada le había preparado para el increíble atractivo de Rusty,ni para la abrumadora virilidad que desprendía. Los cabellos que en otro tiempofueran caoba, se habían oscurecido hasta ser casi castaños, o al menos así le parecía aella hasta donde se podían ver bajo el sombrero. Había dejado de ser el adolescentedesgarbado para convertirse en un hombre de un metro ochenta de estatura.Bajo la camisa vaquera se percibía un pecho musculoso y los brazos, aldescubierto por la camisa remangada, eran fuertes. Su cintura era esbelta y laspiernas poderosas. Incluso olía bien: a tierra y al viento de las altas montañas.Lucy se daba cuenta y registraba todos los cambios que la madurez habíaconllevado y le parecía que todo en él era demasiado: demasiado grande, demasiadoguapo, demasiado perspicaz demasiado… viril. Rusty la ponía nerviosa.Hubiera deseado estar completamente tranquila: ser una mujer sofisticada,confiada y con estilo. Pero, lamentablemente, sabía que jamás había hecho nada deEscaneado por Mariquiña y corregido por SiraNº Paginas 4—96https://www.facebook.com/novelasgratisprovecho en la vida. Su psicólogo le había dicho que la confianza se desarrollacuando uno trabaja con habilidad o esfuerzo en algo y llega a ser competente en ello.Le había recomendado a Lucy aprender alguna profesión, o asistir a la facultad ygraduarse, o quizá comenzar con algún negocio.Pero, cobarde como era ella, no había hecho nada. Todavía quedaba unaposibilidad.—Por aquí —dijo Rusty guiándola.Lucy sonrió; la casa había cambiado poco en su decoración interior yprácticamente todo continuaba dispuesto como lo recordaba. Oyó un sonidoproveniente de la cocina, Fritzy probablemente, y pudo oler el aroma del pan reciénhecho.Lucy suspiró complacida. Rusty dejó en el suelo la maleta y se dirigió aldespacho que había ocupado su padre. Ella se imaginó que el despacho le pertenecíaahora a Rusty.Él se sentó y le señaló un asiento frente a él. A espaldas de Rusty una pared delibros se alzaba hasta el techo; a su lado había un archivo rebosante de papeles. Lahabitación producía la impresión de un caos ordenado.—Siéntate —dijo él—. Quiero acabar con esto lo antes posible.Lucy se deslizó en el asiento, pero notó que no podía relajarse lo suficientecomo para descansar la espalda en el respaldo.—Por teléfono me dijiste que tenías dinero —comenzó él tan bruscamente queLucy tuvo que contenerse para no parpadear—. ¿Qué es lo que quieres exactamente?Lucy respiró profundamente. Si alguna vez había necesitado valor, era en aquelmomento. «Por favor, que pueda hacerse realidad mi sueño», rezó enlazando losdedos sobre el regazo, antes de zambullirse de llenó en el asunto:—Como sabes, me enteré de la muerte de tus hermanos. Las noticias vuelan. Lolamento tanto; el accidente fue una horrible tragedia.Con rostro impenetrable, Rusty se limitó a asentir brevemente con la cabeza. Elchoque frontal entre el vehículo de su hermano Landon y un trailer ocupó lascabeceras de la prensa local. Sus dos hermanos y el ocupante del camión murieron enel acto, y, al decir de la gente, la explosión del impacto se oyó a varios kilómetros. Lasautoridades que investigaron nunca descubrieron qué fue lo que provocó que lafurgoneta de Landon cruzara la línea divisoria de la carretera. De hecho, supusieronque se había puesto a buscar, mientras conducía, uno de sus sempiternos cigarrillos.—Ahora el Lazy S. Ranch te pertenece a ti, ¿verdad? —Lucy miró a sualrededor—. Supongo que nunca lo esperaste, teniendo dos hermanos mayores.—Así es.—Rusty, cuando te llamé te dije que tenía dinero y es verdad. No he hechomuchas cosas desde que me fui de aquí —dijo incómoda, aunque decidida acontinuar—, pero me casé.Escaneado por Mariquiña y corregido por SiraNº Paginas 5—96
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